Estimada familia de Sangre Azul,
Llegó marzo y con él, también vino un nuevo reto: COVID-19. Esta nueva realidad nos sacó totalmente de nuestra zona cómoda en lo personal y en el trabajo que hacemos día a día. Anclados en nuestra causa y misión de ser parte del movimiento para erradicar la pobreza infantil en Puerto Rico nos pusimos en acción para recrear la experiencia del Club virtualmente para nuestros participantes. Hemos trabajado duro, sacamos un buen producto, hemos visto lo mejor de nuestra gente en producción de contenido.Sin embargo, no estamos completos. No todos nuestros participantes tienen el acceso para disfrutar de la experiencia y no tenemos a toda nuestra gente con nosotros.
Precisamente, estas dos cosas nos tienen que mover a buscar más, a dar más, a retar más al sistema, a retarnos más nosotros mismos. También hemos probado que nuestro recurso humano es uno de nuestros activos más importantes, y eso guía nuestra intención de retener nuestra fuerza laboral. Estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para allegar los recursos que nos permitan tenerlos a todos de vuelta.
Como todo gran reto, este también nos abre nuevas posibilidades para explorar. Nos obliga a repensarnos. Nos obliga a ver la necesidad de nuestros niños, niñas y jóvenes desde esta nueva realidad de un sistema de apoyo que en lugar de fortalecerse se debilita y le sigue restando oportunidades. Nos obliga a redoblar nuestras fuerzas para lograr que desde lo que hacemos cambiemos su entorno y sus posibilidades del presente y del futuro.
Esta crisis no define al Club. Cuatro paredes no definen el Club. El Club, que hoy llega a las casas, a los celulares, a los que son matrícula nuestra y a los que no, SOMOS TÚ Y YO. Vamos caminando, JUNTOS, porque nuestra misión no espera… Que esta misma crisis sea lo que nos empuje a algo mejor, más grande, más fuerte de lo que jamás soñamos. Vamos a hacerlo con y desde el corazón. Y mientras estemos juntos en esto, todo estará bien.
¡YO VOY A NOSOTROS! ¡Gracias por todo!
Un abrazo,
Olga