Seleccionados a Joven del Año 2023

QUÉ ES: El programa Joven del Año de Boys & Girls Clubs de Puerto Rico (BGCPR) reconoce el liderazgo de jóvenes destacados por su contribución a su familia, la escuela, la comunidad y en el Club, así como los retos personales que ha enfrentado y los obstáculos que ha superado.

CÓMO FUNCIONA: El programa se promueve durante todo el año en los Clubes propiciando el buen carácter, el desarrollo personal y las aptitudes de liderazgo entre los jóvenes. Los Clubes homenajean a los miembros entre los 16 y 18 años que fueron Jóvenes del Mes y eligen al Joven del Año de su Club, quien luego participa en la competencia a nivel Isla. En la competencia local, un jurado, compuesto por líderes profesionales y figuras públicas eligen al Joven del Año de BGCPR. El ganador recibe becas para estudios universitarios y se convierte en el portavoz oficial de la juventud puertorriqueña.

También, participa en la competencia regional del noreste a nivel de Boys & Girls Clubs of America. Luego, se seleccionan cinco ganadores regionales, quienes reciben una beca adicional y compiten en julio en Washington, D.C. por el título de Joven del Año de Estados Unidos.

Desde que se comenzó el programa en 1947, los cinco ganadores regionales son reconocidos en un desayuno en el Congreso de Estados Unidos. El ganador del Joven del Año Nacional recibe una beca adicional de $15,000.

El RESULTADO: Por un año, el Joven del Año de BGCPR es el representante y portavoz de más de 15, 500 niños, niñas y jóvenes impactados por BGCPR. Durante ese año, el Joven del Año participa de grupos o foros que traten temas que competen a la juventud y representa el rol de BGCPR en la transformación de la vida de niños y jóvenes. Como portavoz el Joven del Año participa en diversas actividades ante importantes líderes gubernamentales, de negocios, cívicos y comunitarios.

Jeshua González

A temprana edad, Jeshua aprendió a adaptarse a los cambios y ver oportunidad de aprendizaje en medio de la adversidad. Luego de vivir con su abuela en Mayagüez, pasó a un hogar del Departamento de la Familia “en la otra punta de Puerto Rico: Ceiba”. A las enseñanzas obtenidas de esta experiencia se sumaron las que Boys & Girls Club de Mayagüez trajo una vez regresó a su ciudad natal.

 

“Aquí he crecido como estudiante y ser humano gracias a las tutorías, las actividades físicas, y programas de apoyo postsecundario, desarrollo de liderazgo y apoyo emocional. En el Club puedo abrirme a cosas nuevas sin temor a ser juzgado. El sentimiento de sentirte seguro y libre no se compara con nada”, señala el estudiante de cuarto año de la Escuela Eugenio María de Hostos.

 

Una de los sucesos más significativos de Jeshua en el Club ha sido descubrir y desarrollar su empatía. “Tener la oportunidad de conocer distintas personas con vidas y pensares distintos me han hecho entender muchas cosas. El esfuerzo más grande que he hecho y planteo seguir haciendo es impulsar a mi comunidad a estar unida y tener un ambiente sano y limpio. Como líder, quiero llevar un mensaje de unidad y superación individual y colectivo. Deseo que ninguna persona ni comunidad se sienta reprimida. Si las comunidades y las familias se mantuvieran unidas, seríamos invencibles”, sostiene quien también aboga por un mundo más equitativo, justo e igualitario.

Sofía Flores

En su trayectoria de siete años en el Club, Sofía ha dejado un legado que anhela continúen nuevas generaciones de niños, niñas y jóvenes. Ha liderado iniciativas para fomentar estilos de vida saludables a través de la alimentación, retomar el huerto casero del Club y guiar a niños y niñas para que se interesen en las disciplinas STEM.

 

Con el apoyo de los mentores del Club y su mamá, hace dos años se matriculó en el recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras para adelantar créditos. “Con mucho esfuerzo, dedicación y ayuda, adelanté las primeras partes de humanidades y ciencias sociales. Actualmente, estoy cursando mi cuarto año de escuela superior y, a la vez, estudio los martes y jueves en la universidad para completar estos cursos”, destaca la futura neurocirujana, quien creó un negocio de repostería para cubrir los gastos universitarios.

 

Del Club también valora el reconocimiento que dan a la dedicación y el esfuerzo de los participantes, y el apoyo emocional que le han brindado para manejar y superar situaciones personales. “Mi historia me ha ayudado a crecer como persona y enseñado a ayudar a otros que hayan pasado por situaciones similares. Me demuestra que, por más dificultades, uno no se debe rendir porque otros te ven luchando y se inspiran”, expresa la hija de una madre soltera.

Luis Nieves

A sus casi 7 años de participación en el Club, Luis Nieves es el Joven del Año del Club de Arecibo. Luis comenzó en el Club buscando asistencia para completar sus tareas escolares y encontró “el lugar que transmitía paz, alegría y todo lo que buscaba para mejorar en mis estudios”.

 

El futuro médico, asegura que el Club le ha ayudado a desarrollar habilidades y destrezas para ser el líder que es hoy día. Su participación en el programa de Liderazgo Keystone Club y Plan of the Future; además de los programas de Torch club, NPAL, Patrulleros y Triple Play han sido claves para ir trazando el plan para su futuro:crear una fundación para ayudar a los jóvenes a salir de círculos viciosos.

 

Algunas experiencias en el Club le han ayudado a fortalecer su compasión por los demás y su deseo de servir. En esa dirección, Luis tuvo la oportunidad de comenzar ofreciendo charlas de primeros auxilios y quemaduras durante emergencias a los participantes. “El Club me ha ayudado a mi formación personal, a mi desarrollo intelectual, me brindó las herramientas para confiar en mí y perder los temores que en algún momento fueron mi obstáculo”. 

Jeremy Lorenzo

Jeremy Lorenzo Suriel ha sido seleccionado como Joven del Año del Club de Bayamón y quiere utilizar esta plataforma para inspirar a jóvenes que han tenido vivencias similares a las suyas.

 

“Gracias al Club he logrado hacer conexiones saludables que a la vez me han llevado a lecciones clave en mi desarrollo”, expresa. De estas resalta las relaciones con mentores que se han sumado a su sistema de apoyo, la reconexión con una de sus pasiones (el arte) y la afinidad con el programa de emprendimiento, que ha inspirado una de sus metas.

 

Jeremy anhela estudiar para crear su propio negocio y, de este modo, ayudar a personas que hayan pasando por el proceso de ser migrante, luchar por la ciudadanía, dejar su familia y títulos universitarios en proceso, que fue el caso de su mamá. “Deseo para toda mi comunidad accesibilidad a un trabajo digno y la libertad de vivir sin miedo”, sostiene el joven nacido en Puerto Rico de padres dominicanos.

 

Del Club también valora el apoyo durante la pandemia: acceso a computadoras e internet para tomar sus clases y “la seguridad alimentaria que las comidas del Club me brindaron a mí y mis hermanos. Esto aseguraba que mi madre, quien trabajaba hasta tarde no tuviese que preocuparse por ese aspecto”.

 

Jeremy ha representando a Puerto Rico a través del béisbol y quiere hacer lo propio con el título de Joven del Año.

Joediel Reyes

Joediel ingresó al Club hace dos años y 10 meses en un momento clave en su vida: su regreso a Puerto Rico luego de siete años viviendo en Estados Unidos, justo un mes antes de la pandemia. En el Club encontró una zona libre de juicios (no sintió reparos por no hablar español fluidamente) y un núcleo de apoyo para adaptarse a los cambios, reforzar su rendimiento académico y vencer el sentimiento de soledad y pérdida que experimentaba.

 

“El ‘staff’ y la ‘atmósfera’ del Club hacen la diferencia. El ‘staff’ está compuesto por personas profesionales y empáticas que demuestran respeto, afecto y aceptación. La atmósfera es de felicidad y relajación. Al cruzar sus puertas siento alivio; el estrés desaparece al recibir el caluroso saludo de los líderes y mis amigos. El Club se siente como un hogar”, sostiene.

 

Joediel se define como una persona apasionada con intereses diversos como la lectura, las ciencias, la fotografía, el dibujo, el servicio comunitario y la protección del ambiente. Por esta razón, valora la guía y mentoría que ha recibido en el Club para decidirse por la biología marina como campo de estudio al graduarse de escuela superior. “Los líderes y otros Jóvenes del Año del Club me han ayudado a establecer metas a corto y largo plazo, incluso en momentos cuando dudaba de mí y mi futuro”, expresa el guitarrista en formación.

Aracelys Soto

Aracelys Soto López es la nueva Joven del Año del Club de Isabela! En sus 9 años como miembro del Club, Aracelys ha cultivado las áreas que considera más importantes en su vida: su educación, bienestar integral, el deporte de baloncesto y un liderazgo empático.

 

El espacio la impulsó y fortaleció en muchas direcciones: el baloncesto, el baile, las ciencias y el servicio comunitario, habiendo representado a la juventud del Club en competencias y foros relacionados con estos capos. “El Club me ha permitido lo mismo participar en la la construcción de un carro solar hasta representar la juventud en Connecticut para tomar talleres de mentoría y, a la vez, presentar un proyecto ambiental para conservar las playas de Isabela… Aquí encontré sentido de pertenencia y desarrollé mi pasión por ayudar a los demás. Aprovecharé al máximo el tiempo que me quede en el Club para adquirir más destrezas, ayudar a los demás y dejar un legado que inspire a otros a dejar el suyo”, expresa la futura abogada.

 

Su legado es el de una joven procedente de un residencial público, con la determinación y disciplina para mantener excelencia académica, lograr una beca atlética que le permitió ingresar en la escuela de sus sueños, denunciar el acoso escolar y liderar el mensaje de una juventud con el potencial de cambiar el mundo. “El Club hizo un cambio radical en mi vida, logrando tener una visión propia de mi potencial, de lo que yo soy y cómo puedo contribuir a la sociedad”, sostiene.

Xavier Malavé

A sus seis años de edad, cuando Xavier Malavé llegó al Club de Las Margaritas por primera vez, sintió una bienvenida amable y calurosa que lo hizo sentir cómodo, como si entrara a su segunda casa y a otra gran familia. “Entré al Club con el propósito principal de divertirme. Mientras fui creciendo, me di cuenta que ofrecía un mundo más allá”, expresa el estudiante del curso de electricidad en la Escuela Vocacional Metropolitana Miguel Such.

 

El Club también validó lo que había comprendido a temprana edad como hijo de una madre soltera luchadora, trabajadora y estudiosa que acaba de completar su Bachillerato en Contabilidad. “Contar con personas que te protejan e inspiren desde pequeño es determinante para formarse positivamente. La ausencia de modelos a seguir y estructuras de apoyo son algunas de mis preocupaciones como líder y joven. Los niños, niñas y jóvenes necesitamos espacios positivos como el hogar y el Club para formarnos, crecer y creer en nosotros mismos”.

 

Xavier vislumbra forjarse una carrera relacionada con la electrónica mientras continúa desarrollando proyectos comunitarios a beneficio de la comunidad y el medio ambiente, como lo ha hecho en el Club a través del programa de liderazgo Keystone. “El Club, los líderes y las oportunidades recibidas han moldeado mi carácter, me han inspirado a confiar más en mí, tomar decisiones más responsables y hacer la diferencia. Me siento más preparado para alcanzar el éxito, enfrentar los retos de la vida y formarme como un estudiante, profesional, líder y ciudadano de excelencia”.

Jandiel Allende

Diez años de vivencias positivas en el Club han llevado a Jandiel a encontrar paralelismos entre los programas que más lo han transformado: las artes y “Juntos Sanamos”. “Ambos me ayudaron a descubrir más de mí, desarrollar mi creatividad, mejorar mi autoestima, reconocer mis sentimientos, ser líder, solidario, empático y generar aptitudes positivas para manejar momentos de ansiedad”, expresa el estudiante del taller de enfermería en la Escuela Vocacional Eladio Rivera Quiñones.

 

Estas experiencias lo han ayudado a tomar decisiones difíciles y ganar autoconfianza al emprender o retomar proyectos. “Recientemente, comencé a practicar atletismo, un deporte al que renuncié a los 10 años porque no veía progreso en mí”, señala decidido a conquistar la pista.

 

Otra de las metas que Jandiel tiene en mente es estudiar ciencias biológicas “para conocer más sobre los seres vivos, su comportamiento y desarrollo, y luego estudiar medicina. Quiero ser capaz de seguir ayudado a otros en el futuro y adquirir más conocimiento de todo lo que me rodea”.

 

Además, como Joven del Año, artista y líder, Jandiel está comprometido a contribuir al fortalecimiento y la esperanza del pueblo loiceño, tal como lo ha hecho a través de varias iniciativas: pintura de murales con mensajes positivos, repartición de alimentos a personas necesitadas y limpieza de estructuras abandonadas. “Cada uno de esos momentos me ha marcado. Me han revelado cuán grande es mi empatía hacia el prójimo y que, sin darme cuenta, he mejorado la vida de muchos”, sostiene.

Girayshelee Marie García Agosto

En dos momentos clave de su vida, Girayshelee Marie García Agosto, la nueva Joven del Año del Club de Luis Llorens Torres, ha confirmado que el Club es un lugar divertido, mágico y seguro. Tan pronto comenzó a asistir a sus ocho años de edad, se sintió bienvenida y los líderes identificaron sus destrezas para los deportes, en especial el fútbol y la pelota, y la motivaron a participar en el programa educativo. “También me enseñaron a compartir con otros niños y niñas, fortaleciendo mis destrezas de socialización”, recuerda.

 

“Más adelante, me fui a vivir a Estados Unidos por tres años. No pude despedirme de los líderes, pero nunca me olvidé de ellos… hasta que un día por fin nos mudamos definitivamente para Puerto Rico y el primer lugar que visité fue Boys & Girls Club de Luis Llorens Torres”.

 

De sus experiencias fuera del país, venía con la frustración de no haber vivido en un lugar estable, no haberse podido adaptar a las ciudades donde residió, no haber practicado el deporte que le apasionaba (el baloncesto) y haber bajado sus notas en la escuela. En el Club, encontraría una atmósfera positiva donde trabajaría esas áreas hasta transformarse en una joven emprendedora, líder, segura, con confianza en sí misma y en los demás. ¡Y encontró el apoyo necesario para mejorar su aprovechamiento académico, entrar a una escuela con programas avanzados y conseguir un entrenador de baloncesto!

 

Además, gracias a programas de desarrollo de liderazgo como Keystone ha realizado proyectos para resolver problemas de la comunidad y fortalecido sus emociones para darle voz al maltrato infantil. “Siempre iré al Club porque aquí me siento en familia, porque sé que tengo mucho que ofrecer y estoy dispuesta a seguir creciendo, desarrollarme y ayudar a otros que se encuentren en la misma posición en que yo me encontraba”, expresa la baloncestista del Club de Las Criollitas de Caguas, donde es becada por su desempeño.

Jieshua Claudio

Para Jieshua, el Club “no es solo un lugar para ir después de la escuela, sino que representa un escape… aquí no te sientes presionado como en la rutina diaria, sino que te brindan un sentido de libertad con guía, rodeado de amistades y líderes que realmente te aprecian”. Uno de los apoyos más significativos que recibió de sus mentores del Club fue comprender que era víctima de acoso escolar, manejar el problema, y fortalecer sus emociones y aprovechamiento académico, los cuales se vieron afectado por esta situación.

 

Además, descubrió y desarrolló su liderazgo, cualidad que ha utilizado para ayudar a otros. “Para mí lo más importante que me ha brindado el Club ha sido establecer relaciones saludables con nuevas amistades y los mentores, quienes se han vuelto parte de mi familia”, dice el músico, que toca guitarra, batería y cajón. Hoy ve y siente a sus dos familias — la biológica y la extendida del Club — como bandas donde cada integrante es un instrumento clave para dar una gran función.

 

En su repertorio está el estudio de ingeniería industrial o el establecimiento de su propia empresa. “No sé qué me depara el futuro, pero sé que la canción que la banda de mi familia y la del Club producen me motiva a ayudar a otros a encontrar su propia banda”, sostiene el estudiante del curso de Hojalatería y Pintura en la Escuela Vocacional Antonio Fernós Isern.