Carmina
En este día hermoso, maravillosamente soleado, Carmina, con su vestido rojo, camina descalza por la grama. Solo la tierra conoce la sensación de recibir a sus pies. Terminado su recorrido por el jardín, Carmina juega con sus muñecas.

Carmina
En este día hermoso, maravillosamente soleado, Carmina, con su vestido rojo, camina descalza por la grama. Solo la tierra conoce la sensación de recibir a sus pies. Terminado su recorrido por el jardín, Carmina juega con sus muñecas.
En un mundo ideal, todas las Carminas correrían descalzas por la grama y jugarían con sus muñecas, sin más preocupación que peinar sus cabellos o cambiar sus vestidos. Porque el único trabajo de Carmina (y de todos los niños del mundo) es jugar y aprender.
Pero nuestro mundo real es muy diferente. Todos los días, millones de niños sufren las consecuencias desgarradoras de las guerras, de las injusticias sociales y de todo tipo de abusos.
Puerto Rico no es la excepción. Año tras año, las estadísticas sobre el estatus de nuestra economía muestran que más del 50% de los niños puertorriqueños viven en condiciones mucho menos que ideales. Más aún, la pobreza tiene rostro de mujer, afectando al 70% de las madres solteras con hijos menores de 17 años. Aquí no se trata de quién está en peores condiciones o quién vive en casas con pisos de tierra. En cualquier lugar en donde haya un solo niño que tenga que tomar agua para “engañar al estómago” y acostarse sin comer, hay pobreza.
Independientemente de los números o de las apariencias, la pobreza se define como la falta de recursos para cubrir los gastos básicos, entre ellos vivienda, alimentos, salud y educación. Las personas que estudian la pobreza la atribuyen a las guerras, a la falta de oportunidades o a las situaciones políticas coloniales.
Pero como es nuestra costumbre, en Boys & Girls Clubs de Puerto Rico, más que hablar de estadísticas o de las causas, queremos hablar de soluciones.
Apostamos a la educación de nuestros niños porque según hay estadísticas que describen la pobreza, los datos del censo demuestran que, a mayor nivel de educación, menor el nivel de pobreza. La educación no garantiza riqueza, pero no tener educación garantiza que será muchísimo más difícil el acceso a mejores oportunidades.
Reconociendo que la lectura es la base para cualquier profesión o para aprender otras destrezas, uno de los mayores enfoques de nuestro programa educativo es mejorar las destrezas de lenguaje. Todo esto en conjunto con una variedad de servicios para desarrollar liderazgo, superar situaciones adversas y mantener estilos de vida saludables.
Nuestra meta es que nuestros niños tengan una mejor ejecutoria académica, terminen la escuela superior, continúen hacia algún tipo de educación postsecundaria y tengan las destrezas necesarias para desenvolverse en el mundo que les rodea, con ingresos suficientes para una vida digna.
Estamos aquí para que todas las Carminas (y todos nuestros niños) puedan caminar sin preocupaciones descalzos sobre la grama.
¿Para qué estás tú?
Astrid Guerra
Content Researcher
Boys & Girls Clubs de Puerto Rico
En un mundo ideal, todas las Carminas correrían descalzas por la grama y jugarían con sus muñecas, sin más preocupación que peinar sus cabellos o cambiar sus vestidos. Porque el único trabajo de Carmina (y de todos los niños del mundo) es jugar y aprender.
Pero nuestro mundo real es muy diferente. Todos los días, millones de niños sufren las consecuencias desgarradoras de las guerras, de las injusticias sociales y de todo tipo de abusos.
Puerto Rico no es la excepción. Año tras año, las estadísticas sobre el estatus de nuestra economía muestran que más del 50% de los niños puertorriqueños viven en condiciones mucho menos que ideales. Más aún, la pobreza tiene rostro de mujer, afectando al 70% de las madres solteras con hijos menores de 17 años. Aquí no se trata de quién está en peores condiciones o quién vive en casas con pisos de tierra. En cualquier lugar en donde haya un solo niño que tenga que tomar agua para “engañar al estómago” y acostarse sin comer, hay pobreza.
Independientemente de los números o de las apariencias, la pobreza se define como la falta de recursos para cubrir los gastos básicos, entre ellos vivienda, alimentos, salud y educación. Las personas que estudian la pobreza la atribuyen a las guerras, a la falta de oportunidades o a las situaciones políticas coloniales.
Pero como es nuestra costumbre, en Boys & Girls Clubs de Puerto Rico, más que hablar de estadísticas o de las causas, queremos hablar de soluciones.
Apostamos a la educación de nuestros niños porque según hay estadísticas que describen la pobreza, los datos del censo demuestran que, a mayor nivel de educación, menor el nivel de pobreza. La educación no garantiza riqueza, pero no tener educación garantiza que será muchísimo más difícil el acceso a mejores oportunidades.
Reconociendo que la lectura es la base para cualquier profesión o para aprender otras destrezas, uno de los mayores enfoques de nuestro programa educativo es mejorar las destrezas de lenguaje. Todo esto en conjunto con una variedad de servicios para desarrollar liderazgo, superar situaciones adversas y mantener estilos de vida saludables.
Nuestra meta es que nuestros niños tengan una mejor ejecutoria académica, terminen la escuela superior, continúen hacia algún tipo de educación postsecundaria y tengan las destrezas necesarias para desenvolverse en el mundo que les rodea, con ingresos suficientes para una vida digna.
Estamos aquí para que todas las Carminas (y todos nuestros niños) puedan caminar sin preocupaciones descalzos sobre la grama.
¿Para qué estás tú?
Astrid Guerra
Content Researcher
Boys & Girls Clubs de Puerto Rico