Estimados líderes de Sangre Azul,
A solo dos semanas de que termine el año 2020, es natural reflexionar sobre todo lo vivido, luego de nueve meses de una pandemia que nos cambió la vida y que, lejos de detenernos, elevó nuestro espíritu innovador y compromiso con nuestra misión. Fue un año extraordinario, no solo por las circunstancias en las que nos tocó ofrecer servicios y hacer malabares para mantener una vida personal y profesional alineada a la nueva realidad, sino también porque comprobamos lo que siempre hemos promulgado: el Club trasciende una estructura gracias al trabajo que realizan a diario por nuestra niñez, juventud y sus familias.
Con todo lo aprendido, desaprendido y valorado en los pasados 12 meses, estoy segura de que recibiremos 2021 con optimismo y con una caja de herramientas renovada, listos para recibir a nuestros niños y jóvenes de vuelta, tan pronto sea posible. Los retos y los cambios serán inevitables, pero si algo hemos demostrado en tiempos de crisis e incertidumbre, es que juntos somos más fuertes y llegamos más lejos.
En lo que llega el año nuevo, disfruten el resto de la época festiva en familia y con sus seres queridos siguiendo los debidos cuidados en medio de la pandemia. Que en medio de la energía que los caracteriza como líderes y trabajadores incansables de nuestra misión, pausen para remontarse a su niñez y vivirse esta temporada con la ilusión y magia que nos hace soñar con lo que parece imposible. Que de ahí salgan ideas maravillosas para sus planes de desarrollo humano y profesional. Que siga encendida la esperanza de mejores momentos para todos como colectivo. Vamos adelante, vamos juntos y yo voy a nosotros.
¡Felices fiestas y el mejor de los años por venir!
Un abrazo,
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